martes, 9 de septiembre de 2014

Duerme, descansa por mi. [Crowley Past]

Volví al fin a casa. Tras tres días en la mas absoluta soledad. Volví a mi cama con mi prometida. Aquella noche intente dormir... Pero nunca se sabe que puede pasar en los sueños.
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De repente aparecí en mitad de un bosque, extrañamente, podía mover las piernas. Estaba claro que aquello no era real, debía de estar soñando.

-¿Otra pesadilla? -Mi voz resonó como un eco seco por todo aquel bosque. Oí cerca el correr del agua u me deje guiar por ese sonido. ¿Qué otra cosa podría hacer? No sabia como despertar. El sonido del agua me llevo a un pequeño estanque de agua cristalina.

-''¡Vamos! Sígueme si puedes'' -Una voz, un tanto infantil y chillona, sonó tras de mi. Era la voz de un niño. Me volví para mirar aunque aun no veía a nadie.

-''Espérame...'' -Sonó otra voz algo mas aguada que la primera, pero igual de infantil. Era una voz de una niña que seguía a la primera voz.

-Oh, pero que... -Pensé cuando vi la figura de un niño acercarse corriendo.

Ambos niños corrían hacia el estanque, y parecían ignorar mi presencia. Tal vez es que no me veían. Tal vez yo solo era un observador. El primer niño apareció de entre los arboles, un chico de estatura media para su edad, pelo corto y pelirrojo y unos ojos verdes esmeralda que en ese momento parecían mas brillantes que nunca. Y corría por el bosque como si se hubiera criado desde pequeño en aquellos bosques.

-''Fergus, espérame. Yo no soy tan rápida como tú'' -Dijo la segunda voz cuya poseedora apareció pocos segundos después del primer niño. Una chica de la misma edad, con los ojos azules como el agua del estanque, morena y que corría algo exhausta persiguiendo al primero.

-¿Fergus? -Mis dudas se despejaron en aquel momento. Aquel niño que ahora jugaba en la orilla del estanque... ese... Era yo. Era mi yo humano y infantil. Conocía ese lugar, ese estanque, ese bosque... estaba reviviendo uno de esos recuerdos que quedaron en la nada.

-''¡Mikka!'' -Mi yo joven llamo con energía a la chica. Tras quitarse los zapatos, desgastados y viejos, y meterse en el agua.

¿M-Mikka? Mikka... aquella era... Mikka... no, no podía ser. Sabia que no era real, pero algo en mi interior hizo que mi pecho me doliera. Una presión que no pude soportar. Quise irme de aquel lugar. Me gire para no ver a los dos niños que ahora jugaban juntos y felices. Y en dos segundos el entorno cambio, del verde vivo de los bosques, a el marrón de la madera de una cabaña.

-Oh, no... -Reconocí aquel lugar al instante. Era mi vieja guarida, donde escapaba de mis problemas cuando era humano.

Y de nuevo dos jóvenes leían unos, para mi ya viejos, comic. Reían casi al unísono por cada pagina leída. Y de repente, como si el tiempo solo avanzara para ellos, vi como ambos crecían. Como el joven Fergus cambiaba de metabolismo, y como la joven Mikka se convertía en lo mas parecido a una mujer. Como pasaron de la amistad mas fuerte, a darse su primer beso. Como Mikka curaba mis... sus heridas tras una de las brutales palizas del que era mi padre en esos tiempos, por negarse a ser un mediocre sastre. Como con el mayor mimo, la muchacha curaba sus heridas. Como se miraban el uno al otro. Aquel día en el que Mikka hizo un dibujo de ambos juntos y como Fergus los colgaba en la pared de lo que se había convertido en su lugar favorito. La noche que se quedaron dormidos juntos en aquel lugar, La primera vez que... Yo estaba paralizado, pero en aquel ultimo recuerdo, no quise mirar no, conseguí darme media vuelta y salir por la puerta. Pero en vez de volver al bosque... Me encontré en un cementerio, frente a una Lapida en la cual se leía con claridad:

Mikkara McLaughlin [1661-1681]

No pude moverme, no podía hacer nada, me encontraba de nuevo paralizado ante aquella escena

-No, no, no, otra vez no. Esto no puede estar pasando -Me negué a aceptar aquella escena. Aunque sabia que era algo real, algo que había ocurrido. Uno de mis recuerdos visto desde fuera. El joven Fergus frente a la lapida... llorando desconsolado. Quise consolarlo, quise consolarme de aquello... pero no pude.

Busque despertarme, salir de allí. Y de nuevo me volví y aparecí en otra escena igual de conocida. Estaba en mi mansión, la cual relucía tan hermosa como de costumbre. Ya no eran escombros. ¿Seguía soñando? Tenia que seguir soñando porque de repente un perro del infierno salto hacia mi, caí al suelo.

-¡Growley! -No pude contenerme al reconocer al perro que se había abalanzado cariñosamente a mi. Era mi perro, mi fiel amigo. El que creía muerto. No pude contenerme y lo abrace con fuerza. Lo echaba de menos. Y me sentí feliz. ¿Seguía en una pesadilla?

Estaba feliz, hasta que algo cambio. Note algo húmedo en mi pecho. Y cuando observe mi pecho... vi.. una gran mancha de sangre en mi ropa que se entendía por todo mi cuerpo.

-¡NO! -Grite y aparte al perro de mi, observando como una gran raja atravesaba todo el estomago del animal. Mis manos, mi cuerpo estaba manchado de su sangre, la sangre de mi fiel amigo- No, por favor, basta... -Me arrodille ante mi viejo amigo. Me rogué a mi mismo para despertar. No quería ver mas. Empecé a notar mis ojos húmedos.

Todo dio vueltas a mi alrededor, y ya no me encontraba de rodillas ante mi muerto amigo. Pero aun conservaba las manchas de sangre en mi ropa. Aquel era un recuerdo aun mas cercano, Crowley, mi hermano, estaba sentado frente a mi y yo lo observaba con unos ojos que expresaban miedo. Mis ojos observaban la herida sangrante en el estomago de Crowley. Una herida abierta que no paraba de sangrar. Y yo, tan débil como siempre, no podía hacer nada. Soy débil siempre lo seré...

-¡Basta ya! -Grite y todo se volvió oscuro.

Y de pronto desperté. En la cama junto a Castiel Estaba sudando y mire mis manos que no estaban cubiertas de sangre. Pero yo seguía sintiendo el correr de la sangre en mi piel.

''Todo a sido un mal sueño, Fergus, duerme tranquilo'' -Resonó en mi cabeza como una voz dulce y cercana que me envolvía.

-Mikka... yo... -Tuve la necesidad de contestar.

En mi mente apareció una joven Mikka, tal y como la recordaba. Frente a mi. Como un recuerdo lejano. Todo era oscuridad a mi alrededor, solo ella y yo.

''Mira a tu alrededor, la gente que se preocupa por ti, les importar. Aun no es tarde. Puedes enmendar tus errores. Debes seguir adelante. Tienes a quienes te apoyan y te quieren. Ahora si''

-Mikka... lo siento, soy un estúpido -Dije, y mi voz... mi voz pareció la de ese joven que jugaba despreocupado en el estanque.

''Sssh... se que no eres así. No te rindas. Duerme tranquilo, con la gente que te quiere'' -Fue lo ultimo que escuche.

Y como si aquella voz me acariciara y me guiara a lo mas profundo de mis propios y hermosos sueños. Me dormí y aquella noche no hubo mas pesadillas.

''Descansa, no fue culta tuya, duerme''

domingo, 27 de julio de 2014

The song of the rain [MadHook]



Noche perfecta podría decirse. La suave brisa de verano empezaba a correr por Storybrooke. Donde más se notaba aquello era en el muelle de la misma cuidad. Un gran barco se ve a kilómetros de distancia. Un gran mástil, que solo deja guiarse hasta el bello barco, capitaneado por el famoso Capitán Hook. Que no es ni de lejos, como lo pintan en los cuentos. Pero, junto la clima veraniego, aparecen las lluvias que acompañan a la estación. Lluvias impredecibles, suaves a veces. Por suerte esta era una de las suaves.

Las gotas caían sobre la cubierta de ese gran barco que es el Jolly Roger. Las mismas gotas, parecían querer marcar un ritmo propio. Que con la suficiente imaginación podría convertirse en un Song que llevara el lugar de un ritmo lento y compasado. Dentro del Jolly Roger, estaba su capitán. Mas no estaba solo al parecer. Durante las ultimas semanas había dejado su amado barco solo, para vagar por el bosque. O eso cree la gente. Mas, su único objetivo no era vagar por el bosque, cual alma en pena. Sino, atravesar el mismo para llegar a lo que, ahora, lo más importante para él. Tanto había cambiado este bravo pirata, que ya ni bravo, ni pirata parecía. No obstante, en su interior aguardaba aun el corazón de un pirata en busca de aventuras y tesoros. Pero junto a él, todo eso se desvanecía. ¿Que es ese calor que podía sentir? Eso que tiempo ya, sintió una vez. El calor del cariño, del afecto. ''¿Que me esta pasando?'' se preguntaba constantemente. Pero aun por aquella cuestión, no se replanteaba el cambiar aquello por nada. ''¿Es esto tener una familia? ¿Esto sera el afecto? Hasta ahora, para mi, solo era una enfermedad. Y ahora... lo que siento es inigualable e incomparable.'' Cada vez mas preguntas, y menos necesidad de acabar con todo lo que había conseguido hasta aquel momento.

Y aquella noche, aquel día, no era distinto de otros. Tal vez fue... algo que nunca podrá olvidar, ni el Capitán Hook... ni esperemos su acompañante, llamándose este Jefferson, y apodandole El sombrerero loco. Aunque, para nuestro Capitán, lo único de loco que veía en él, era lo que le hacia sentir al ver su sonrisa.

En el camarote, ambos solos, el Sombrerero se quejaba de no poder salir por la lluvia, mientras el Capitán se aseguraba de cubrir las goteras de su gran camarote. ''Cloc, Cloc'' sonaban las gotas contra el fondo de cada cubo. Unos tres o cuatro cubos hicieron falta. Lo que yo hora, llamare, el Song de la rubia. El repiqueteo de las gotas contra el metal que formaba cada cubo, unido al de las gotas que caían en cubierta y sonaban cercanas pero ahogadas, unidos esos ruidos se formo una música que traía al ritmo. Pero el Sombrerero se quejaba de aburrimiento.

- Jefferson, eres peor que Grace. -Sonó la voz del Capitán por todo el camarote, acompañado de un nuevo quejido del Sombrerero.-

- Grace estará con su amiga, divirtiéndose. Y tu ni me haces caso. ¿Para eso vine aquí, maldito manco? -Cerca de su pie, había uno de los cubos, ya llenos, por las goteras. Mirando hacia el lado contrario, le dio un empujoncito con el pie. Derramando todo el agua que este había acumulado.-

- Maldita sea, Jeffeson. -Maldijo por lo Bato el Capitán. Recogiendo el cubo.- ¿Que tal si te dejas de quejidos y escuchas un poco a tu alrededor? -Le aconsejo, pues le era imposible enfadarse con él.-

- Bah. -Dijo molesto Jefferson. El Sombrerero no es precisamente famoso por su paciencia. Pero aun así lo intento. Se tumbo largo en la cama, con las manos en la nuca y los ojos cerrados para agudizar el oído. Al principio no escuchaba nada. Pero finalmente...- ¿Que es eso, Killian?

- Eso, Jeff... Es la más bella música natural que escucharas fuera del bosque. -Y por exagerado, no dejaba de tener razón. El suave viento movía las olas, que generaban un pequeño silbido y un ruido al chocar contra el casco del barco. Las gotas de lluvia seguían cayendo, con mayores y menores intensidades de velocidad. Y los cubos de dentro del camarote, marcaban el ritmo de todo.-

- No esta mal... -Volvió a cerrar los ojos y disfrutar de aquello. Que era, simplemente, un deleite para cualquiera que supiera apreciarlo.-

- Y es más que música, vamos. -Estaba frente a la cama. Con su única mano alzada. Hacia un rato que había cambiado su garfio por una falsa mano con un guante de cuero que la cubría.-

- ¿Qué? -Abrió un ojo para observar aquel movimiento del pirata, que le tentaba a levantarse.- ¿Que quieres hacer, Killian?

- Bailar. ¿No esta claro? -Para él, como no, era lo más obvio del mundo. Bailar con el fondo de la lluvia.- Necesito conservar mi equilibrio ahora que el alcohol no me lo otorga. Y tu me puedes ayudar con esto.

- ¿Que? Capitán Muñón, te recuerdo que yo no se bailar -Se quejo Jefferson, buscando librarse de aquello como fuera.-

- Solo necesitas alguien que te guié, maldito chiflado. Primero que no te hago caso y ahora... 

- Esta bien... -Accedió con poca energía, al principio. Rechazando su mano y levantándose solo.- Que hago.

- Solo seguir mis pasos. -Le agarro con algo de brusquedad. Pero siempre procurando no hacerle daño. Era al ultimo al que deseaba hacer algún tipo de mal. Y con un pequeño empujón. Lo apego a su cuerpo. Con su falsa mano siendo agarrada por la ajena. Y al otra, en su cintura.- Solo tienes que procurar no pisarme. Y guiarte por el ritmo que marcan las gotas de agua. -Comenzó a moverse despacio. Para que Jefferson pudiera pillar la marcha. Aunque este parecía muy perdido. Mirando siempre a sus pies para no pisarle como le había dicho.-

Mientras, Hook sentía como su corazón se aceleraba, con inquietud del mero acto de observarle tan cerca de él. Junto a él, para Hook no existía el tiempo. Ni su problema con el alcohol. Y se olvidaba incluso del mismo. Una semana llevaba sin probar ni gota de ese brebaje que tanto podía animarle, como hundirle en su propio foso. Pero junto a Jefferson nada de eso existía, ni los temblores, ni la necesidad de beber. El mundo entero se paraba, y un segundo significaban años. Una vida juntos pasaba en un solo día, y el anhelo de ver su sonrisa se convertía en su nueva dependencia. Hook guiaba al Sombrerero.

- Jefferson, debes mirar al frente.

- ¿Que? Me has dicho que no te pise. Aclarate. -Le mira finalmente, frunciendo el ceño.-

- Si, pero puedes no pisarme... y mirarme. Pensaba que podrías hacer más cosas a la vez, Sombrerero. -Se burlo un poco, picandole.-

- ¡Oye! Esto lo hago por ti. Pero no es fácil bailar con un manco. -Reprocho el Sombrerero.-

- Vale, Vale. -No podía evitar reír a causa de su respuesta.- Jefferson... -Quería decirle que era lo más importante para él. Que le necesitaba. Pasara lo que pasara, le quería siempre y no podría evitar hacerlo incluso en la peor ocasión. Dijera lo que dijera, deseaba que él permaneciera a su lado... Pero no era capaz de transmitir aquello con palabras.- .. Te quiero. -Fue, de todo, lo único capaz de pronunciar.-

- Ya lo se.. ¿Pasa algo?

- No, para nada. 

Todo esto acabo con el primer pisotón de Jefferson, que hizo que Hook volviera al mundo real de forma algo dolorosa. Por la torpeza del Sombrerero, quien rápidamente se aparto con algo de temor mientras Hook ahogaba un ''¡Maldición!'' junto a algunos improperios más, pues había metido el otro pie, durante el retroceso, en otro de los cubos de agua que había ya llenos.. A lo que Jefferson contesto con una carcajada.

- ¡Deberías haberte visto la cara, Killian! -Jefferson ya no parecía el que se quejaba cada instante de la lluvia, dejándose caer en la cama, de nuevo.-

Mientras Killian, le observaba con algo de enfado, enfado que poco a poco se fue desvaneciendo. Pues ese era el efecto que causaba Jefferson en él. Eso era todo lo que necesitaba. Ni el alcohol, ni las aventuras, ni nada de lo que había tenido hasta ahora, podía darle aquello que Jefferson le regalaba. La felicidad, el amor, el cariño, el calor...


''¿Qué haría yo sin él? Espero nunca tener que descubrirlo''


De repente un ruido fuerte sonó. Y el rostro del Pirata estaba en el suelo. Con las sabanas aun tapándole. El rostro algo blanco, y unos visibles ojos algo rojos. Todo a causa de su semana de abstinencia alcohólica.

- ¿Cuando dejare de soñar... con él? Es una verdadera tortura... -Lo que parecía un sueño, bonito, para él era una pesadilla. Una pesadilla, un recordatorio constante de sus errores, de sus fallos, de todo el daño que, sin quererlo, había causado.-

domingo, 13 de julio de 2014

Love In Summer 3 {Crowstiel}

Era el tercer día que se encontraban ambos. Castiel había intentado por todos los medios, que Crowley accediera a ir con él al campo. Después de largos intentos y muchos argumentos, consiguió que fueran a dar un paseo... pero no al campo.
Crowley gano esta partida, y llevo a Castiel a un paseo por la ciudad. Castiel llevaba, como no, su ya conocida, gabardina. Con el traje debajo, que da calor solo el verle. Mientras que Crowley lucia una camisa completamente blanca. Y unos pantalones, del mismo traje. Caminaban ambas al mismo ritmo. Y casi pegados. Castiel estaba algo confuso con el lugar. Ya que había mucha gente. Y eso, en parte, le agobiaba. En un momento dado, su mano rozo la de Crowley, y en el mismo momento en el que ambos se tocaron. Se miraron. A Crowley no parecía importarle. Pero Castiel musite un ''P-Perdón'' y desde ese momento, Castiel iba con las manos tras la espalda. Y algo sonrojado, mirando al cielo.  Al fin llegaron donde Crowley quería. Una terraza de un bar, donde no había mucha gente. Crowley y Castiel se sentaron el uno frente al otro. Castiel con las manos en las rodillas y algo inquieto.

- C-Crowley... ¿Que hacemos aquí? -Pregunto algo ¿Tímido? Pues después de los últimos días, parecía que pasar tiempo con el demonio se estaba convirtiendo en.. una necesidad... aunque no hicieran cosas que a Castiel le agradaran a primeras.-

- Vamos a hacer cosas de gente normal. Y estar en una terraza es lo mas normal que hay. -Llega el camarero y Crowley mira a Castiel.- Una cerveza, supongo. <<Los gustos de los Winchester>>  Y un whisky. -Crowley siempre en su linea.-

- Oh ¿Gente normal? Quieres decir... Como los Winchester. -Dijo completamente convencido de lo que decía.-

Crowley bufo ante el nombramiento de esos hermanos. Que no mas, recibían burlas por su parte. Les trajeron lo que Crowley pidió. Cerca de su mesa. Había unas señoras. Que los miraban y cuchicheaban cosas. Cosas como ''Mira esos dos hombres juntos y Blah Blah Blah''. Crowley podía escucharlas. Y no le gustaba nada aquello, no por lo que dijeran si no porque parecían las típicas marujas, que no podían vivir sin criticar todo a su alrededor.

- Hey, Castiel. -Quería llamar su atención. Una vez conseguida.- ¿Puedes acercarte? Te quiero decir una cosa. -Castiel, como no, obedeció, con algo de curiosidad. Se levanto un poco para inclinarse sobre la mesa. Llegando a la mitad de esta. Crowley hizo lo mismo. Cogiendo la corbata de Castiel, y dándole un empujón para acercarlo por completo, pegando sus labios a los de él. Y besándolos con deseo. Las mujeres que los vieron empezaron a farfullar muchas cosas, levantándose del asiento y yéndose. En ese momento Crowley se separa de Castiel. Con una sonrisa divertida. Y viendo como se marchaban esas viejas alcahuetas.-

- ¿Q-Qué? -Castiel estaba claramente muy confuso, lo pasado hace escasos segundos había sido tan rápido, que apenas le dio tiempo a reaccionar.- ¿Porque has hecho eso?

- ¿No las has visto? Esas mujeres... Solo buscaba algo de ''Justicia cómica'' -Ríe, pues la cara de aquellas señoras había sido lo mejor del día. Por el momento.-

Castiel miro hacia otro lado, con las mejillas algo sonrojadas. Ya era la segunda vez que le besaba, de esa manera, sin avisar y sin motivo. O bueno, la tercera. Y no le desagradaba, en absoluto, pero le gustaría saber... los motivos y si... era algo mas que.. diversión.
Tras un rato en la terraza. Conversando o mas bien discutiendo de la importancia del Infierno. Tema a tratar en un día de verano *Sarcasmo* Crowley tuvo otra gran idea. La de que Castiel probara lo que es un helado. Por lo que dejo a Castiel esperando en un banco. Mientras él se acercaba a un puesto de helados. Cogiendo un cucurucho, de un sabor concreto *Si. Fresa* Y volvo junto a Castiel. Castiel le miraba con su habitual gesto de confusión.

- No me mires así, gatito. -Le dijo divertido, Crowley, cuando vio de nuevo ese gesto.-

- ¿Gatito? -Se sorprendió más de ese nombre que de lo que el demonio llevaba en la mano.- ¿Qué es eso que llevas?

- ¿Esto? Es un helado. Un dulce veraniego. -Como un poco de aquel rosado helado. Sentándose a su lado en el banco.-

- ¿Porque tiene ese color? -Continua preguntando.-

- Porque es de fresa. -Contesto como si fuera lo más obvio del mundo. Pues lo era. Aunque para el ángel no parecía serlo.- ¿Quieres un poco?

- De... ¿Eso? -Estaba dudando, lo de probar cosas buenas, sabia que era bueno... pero... - Vale.. -Contesto con una voz algo infantil. Mientras Crowley le acerco el cucurucho.- ¿Como? 

- Con la lengua... Mira -Se acerco, la cabeza, al cucurucho, dando un pequeño lameton. Enseñándole.-

- Ah... -Le imito. Pero él, se mancho toda la boca.- Este bueno... -Dijo como sorprendido.-

- Te has manchado. -Señalo su labio.-

- ¿Que? -Uso la lengua para limpiarse aquellos restos. Mientras Crowley lo observaba con los labios algo entre abiertos y pensamientos no.. no muy santos. Una vez limpiado sus labios, mira a Crowley.- Oye... -Dice con seriedad.- Mañana... Mañana quiero que hagamos lo que yo quiero... 

- ¿De verdad? Tan poco te gusta todo esto -Le sorprendió aquel encaramiento. Mientras colocaba una de sus manos en la pierna ajena.-

- Y-Yo... -Aquella colocación de la mano lo descoloco un poco.- No... Es divertido... Supongo. Pero quiero hacer por una vez... -Le miro directamente. Con esos azules ojos que tenia. Algo suplicante, tal vez. Esos ojos  a los que Crowley no podía negarse.-

- Esta bien -Suspiro- Mañana haremos... eso que tanto... te gusta. -Una sonrisa ilumino el rostro de Castiel. Y Crowley dibujo una pequeña sonrisa, provocada por la de él.-

[Lo dejo aqui. Que me alargo como los curas.]

domingo, 6 de julio de 2014

Love in Summer 2 { Crowstiel }

Tras aquel día, Castiel decidió ir algunos días más a ver a Crowley. Con inocentes intenciones, y poniendo la escusa a Dean de que quería ver, solo, el mundo en verano. Las flores que solo se ven en esta época. O los animales que despiertan ahora. Mas, no le dijo que no lo haría solo completamente. Y que antes de ello. Haria unas cosas más, pero sabia que si pronunciaba el nombre contrario, se armaría una buena. Por lo que fue inteligente de callárselo.
El ambiente era demasiado cálido como para estar un día de paseo, por lo que Castiel tuvo que resignarse y aceptar el plan de Crowley, un nuevo día en la piscina. Pero esta vez seria algo distinto. Castiel se planto allí, como siempre. Con su vieja gabardina. Conjuntada por debajo con un traje y una corbata azul.

- Castiel... -Crowley, por el contrario a lo que normalmente era él, no lucia más que un bañador con un peculiar estampado de tridentes. Y se notaba el tiempo en el gimnasio, que había estado.- Veras, un día de piscina. Significa no pasar calor. Y, de por si, me das calor con esas pintas. Por favor. 

- No entiendo que tiene de malo mis... ''Pintas'' -Castiel hizo el gesto de las comillas con los dedos, de forma algo exagerada.- Estoy vestido como siempre... pero tu... -No puede evitar reírse. Pues solo lo vio así, cuando estaba dentro de la piscina.-

- ¿Qué? ¡Asi! Así se va uno a la piscina. -Se acerco lentamente a Castiel, hasta estar justo delante suyo. Y cogerse el mentón.- Uhm. Bien. -Comienza quitándole la gabardina y dejándola a un lado. Luego la chaqueta. La corbata. La camisa. Y los pantalones, dejándole en ropa interior.- Mucho mejor.

- P-Pero... ¡Que haces! -Al ser desvestido por el demonio, Castiel se puso totalmente rojo.-

- Ponerte como deberías haber venido. -Contesto Crowley.- Bueno, con la ropa interior vale.

- P-Pero... ¡Me has desnudado! -Exclama Castiel, aun avergonzado por lo que acababa de suceder.-

- ¿Tu primera vez? Me alegro de haberlo hecho yo. -Comenta divertido Crowley, acercándose ahora a la piscina.- Te dije que te enseñaría a nadar. Vamos.

- Crowley... -Castiel no podía estar más rojo, bajaba la cabeza completamente avergonzado de las palabras del demonio.-

- Oh.. -Coge la mano del ángel, pues este estaba comletamente parado, y así no llegarían a nada. Lo medio tira hacia la piscina. Castiel parecía resistirse.-

- E-Espera... por favor.. Crow. -Abrevio su nombre, estaba algo temeroso de que ocurriera lo de la ultima vez y se hundiera en el agua.-

- No tengas miedo. Mira. -Chasqueo los dedos. Y en la cintura de Castiel apareció uno de esos flotadores con formas de animales, en este caso, de gato.- ¿Mejor? Con esto no te hundiras.

- ¿Que es esto? -Castiel miro confundido aquello que tenia en la cintura. Pero, por alguna razón, le daba mas confianza. Tal vez por lo que le decía el demonio.-

- Es un flotado. ¿Confias en mi? Pues entonces. Metete conmigo al agua. -No había soltado su mano en ningún momento. Esperaba que así, tuviera mas confianza.-

Castiel asintió. Resignandose finalmente. Y acercándose junto a el demonio, poniéndose a su lado. Mirándole y apretando su mano. Después miraba el agua con cierta desconfianza.

- No pasara nada. Confía en mi. A la de una... -Hizo la cuenta atrás, antes de saltar junto a él a la piscina. Y al llegar al tres, ambos saltaron. Metiéndose en el agua. Y Crowley salio a la superficie por si mismo. Mientras Castiel tuvo un pequeño percance. Y el flotador hizo que quedara boca abajo, con el trasero fuera y la cabeza dentro del agua, aun.- ¡Castiel! -Enseguida lo puso derecho.- ¿E-Estas bien? -Castiel tosió un poco antes de poder hablar, pues había tragado algo de agua.-

- Si... -Dijo tosiendo.- No me gusta el agua... -Ahora frotaba con aquel flotador. Pero en realidad no quería llevarlo.- El flotador me molesta...

- Eres como un gato. -Dijo divertido.- Pero sin el te hundes.

- Pero... -Le puso los ojitos de cordero que tanto habían hecho efecto otras veces.-

- Esta bien.. -Chasqueo los dedos y lo hizo desaparecer. Al poco Castiel se estaba hundiendo. Y Crowley se vio obligado, bueno no tanto, a agarrarlo y pegarlo ha él.- ¿Ves?

 - ... -Castiel se abrazo a Crowley, estaba mucho mejor con él, que con el flotador.- Enseñame... 

Crowley enseño a Castiel a nadar.. o bueno, a por lo menos no hundirse cual piedra. Cogiendo sus manos, y enseñándole el movimiento que debía hacer con los brazos. Pegándose a su espalda, y enseñándole a mover las piernas para no hundirse en el agua. Y así pasaron el día. Y, la verdad, Castiel no pareció decepcionado por no haber podido ir de paseo... con el demonio.

sábado, 5 de julio de 2014

Love in Summer {Crowstiel}

Era un día caluroso. A comienzos del verano. Y él se hallaba en la piscina privada de su finca. Tenia un invitado. El sol iluminaba el verde césped y aquel fuerte sol no ayudaba a la próxima situación que vendrá. En el centro de la piscina se ve a alguien moverse. Buceando por lo mas profundo. Y en el otro extremo, y al cual se dirige el hombre que nada en la piscina y el cual luce unos tatuajes en sus brazos, este segundo hombre tiene los pantalones remangados. Con los pies en el agua y balanceándolos mientras lo observa. Y lleva una gabardina puesta, aun por el calor que hace, con una corbata azul.  Cuando aquel hombre que buceaba llega hasta el segundo, sin dejar en ningún momento de bucear, saca la cabeza y sacude su escaso pelo.

-  Podría dedicarme a esto. ¿No crees? -Pasa una mano por su mojado pelo, y se apoya en el borde de la piscina.

- No necesitas respirar, eso seria hacer trampas. -Comenta el segundo hombre, que no había entendido del todo a que se refería. Pero deseaba dejar de estar ahí, callado, moviendo las piernas.-

- Oh, Castiel, le quitas la gracia a todo. -Comenta con algo de burla. Estando sus brazos, apoyados, fuera del agua y mirándole.-

- No... veo la gracia a eso, Crowley. -Castiel frunció el ceño.-

- Uhm... Da igual. -Crowley se movió en el agua, colocándose entre las piernas de Castiel.- Oye, ¿Y si te metes al agua conmigo? -Le pregunto con una sonrisa mirando sus ojos azules, en los cuales siempre se perdía. O como le gustaría perderse con esos ojos, o mejor dicho, con su poseedor. Aunque nunca lo dijera. El mejor verano de su vida, seria pasarlo con él.-

- Crowley... -Sono algo temeroso.- Sabes que no se nadar...

- Yo te enseño. -Estaba decidido a que entrara con él.-

- No tengo bañador... -Seguía poniendo escusas, Castiel no estaba nada seguro de aquello.-

- Da igual... es privada. No nos vera nadie. -Seguía insistiendo.-

- Pero...

- Vamos, Castiel... -Cogió de su corbata para que se acercara a él, agachandolo. Hasta que ambos rostros estaban muy cerca.- Por mi.. -Y sin esperar mucho, unió con lentitud ambos labios, formando un beso, que tenia segundas intenciones.-

- Por... -Antes de acabar de hablar, los labios de Castiel y Crowley se habían unido. Y no lo rechazo. Al contrario. Le respondió agarrando con cuidado su rostro. Y llegando a inclinarse un poco más.-

Crowley empujo un poco mas de Castiel, con sutileza, haciendo que cada vez su equilibrio fuese menor, y al final. Acabo cayendo con él al agua. Fue el único momento en el que sus labios se separaron. Entonces, Castiel, quien aun estaba vestido, empezó a chapotear en el agua. Pues cierto era que no sabia nadar.

- ¡Crowley! -Grito entre enfadado y nervioso Castiel. Quien se empezó a hundir cual piedra en el agua.

- Oh. -Crowley veía aquello con algo de diversión. Sabia que no le pasaría nada. Pero tampoco deseaba que se enfadara con él. Por lo que buceo un poco hasta agarrar a Castiel, la piscina era bastante profunda (Como Jensen de Alta (?)) Y cuando ya lo tuvo. Poco a poco lo saco a la superficie. Pero Castiel no dejaba de moverse nervioso, y eso dificultaba que Crowley lo sacara. A Crowley se le ocurrió algo. Lo agarro de la gabardina, aun dentro del agua por completo, y volvió a besarle. Al sentir sus labios, Castiel pareció relajar todo el cuerpo, solo pensando en... ¿Nada? Solo en el demonio y cuando deseaba aquellos labios. Ambos flotaban en el agua, era como ver ambos cuerpos fusionados, totalmente relajados pero ambos ansiando los labios ajenos. Sin separar ambos labios, hasta no estar completamente en la superficie y llevar a Castiel hasta la orilla.

- Creo que me gusta la piscina... -Dijo con algo de vergüenza Castiel, relamiéndose un poco los labios, aun sabiendo estos a cloro.

- Ya me lo imaginaba, puedes... pasar el verano... aqui... con...migo.

Tras aquello, Crowley y Castiel pasaron un verano juntos. Crowley enseñaba a nadar a Castiel. Y Castiel, le enseñaba a Crowley a apreciar los dones de la naturaleza.

{Tal vez haga otra parte de esto (?) o no. Seguro que si. Esto es exclusivamente para My Cass x) }

viernes, 4 de julio de 2014

Alianza, Alianza y Teletubies {SuperWhoLock}

Una luz tenue iluminaba el dormitorio. Una copa de vino junto a la misma botella que lo contenía. Y una música suave sonaba de fondo. Dos cuerpos yacían en la cama. Uno frente a otro. Completamente vestidos. Pues nada sexual se hallaba en sus actos. Uno de ellos, moreno, con los ojos pardos, cuyo nombre es y siempre será reconocido como el Rey Del Infierno. El otro hombre... No podía verlo bien por la tenue luz.

- Tus ojos deberían ser considerados pecado capital. -Comenta divertido una sensual voz procedente de Crowley.-

- Yo no peco. -Dice el segundo hombre. Que no parecía haber entendido aquel piropo del demonio.-

- ¿Estar conmigo, no es un pecado?

- No se porque debería serlo. -Ambos se acercan el uno al otro. Pegando casi sus labios.- Padre nos dijo que debíamos comprender a todas la criaturas vivas. ¿Estas vivo?

- ¿Uhm? No lo se.. Déjame comprobarlo. -Crowley rozo sus labios con los de aquel hombre. Hasta que ambos se fusionaron. Crowley atrapaba sus labios. Pero no como le gustaría, de manera apasionada, si no más bien con un cariño que nunca había mostrado.- Oh, creo que si estoy vivo, Castiel.

- Entonces puedo también quererte. Como a los humanos. Pues estas vivo. -Y tras decir eso, se coloco encima de Crowley. Volviendo a atrapar sus labios cuando.-

''I like big butts and I can not lie
You other brothers can't deny
That when a girl walks in with an itty bitty waist
And a round thing in your face''


Y Crowley despertó en el sillón de su despacho, a causa del móvil.

- ¿Qué demonios...? Arg... -Maldijo mentalmente que le hubiera interrumpido aquel momento. Y se maldijo a si mismo por querer continuarlo. ¿Castiel? ¿Enserio? Cogió el móvil a desgana el teléfono. Hasta que vio de donde procedía la llamada. ''Jimmy Moriarty''- Oh. -No tardo en responder.- Jimmy.~ ¿En que problemas te has metido ahora, pequeño? -Dijo con total confianza Crowley.-

- Já Já, muy divertido, Crow -Parecían tener mucha confianza.- No. Veras quiero presentarte a alguien...

- ¡Ves, Jimmy! ¡Esto es evolución! -Dijo una segunda voz que se escucho de fondo.-

- Shhh... Espérate, estoy hablando -Jim tapo el altavoz del teléfono. Pero eso no evitaba que se escuchara lo que decía.- Em. Bueno, es un buen amigo. Creo que te puede caer bien y... quiero hablaros a los dos. Sobre una idea que he tenido.

- Jimmy... -Crowley se rasca un poco la cabeza. No solo ante las palabras de aquella voz.- ¿Evolución? Bueno. ¿Quién es?

- Un alien. No me llames loco antes de...

- ¡Un Alien! Como el Doctor... -Murmuro por lo bajo.- ¿Dónde estas? Iré.

- ¡Genial!

Tras eso, Jim, colgó. Y se dirigió a el hombre que antes había hablado. Un hombre rubio, con una especia de túnica o bolsa de patatas, porque con lo mal que estaba.

- ¡Televisores en la tripa! ¡Es increíble!

- Amo, ¿Qué haces viendo... esto? -Dijo la voz de Jim, entre diversión y preocupación por si Crowley asistiría o no.-

- Estoy viendo a la nueva especie. -Dijo Master mientras comía algo que Jim le había dado, tras este quejarse un rato de que quería comida.- ¿De que planeta será?

No tardo en llegar Crowley. Pues solo se había demorado por que... bueno, él era así.

- Hola Jimmy.

- Crow. Mira. Te presento a el Amo. -Señalo al hombre que aun estaba plantado frente a la pantalla de un portátil. Viendo ''Teletubies''.- ¡Ejem! -Tosió con fuerza para que ''The Master'' Le atendiera.-

- Uhm? -Tenia comida en la boca por lo que solo hacia ruiditos hasta tragar sonoramente.- Este es Crowley. Lo imaginaba mas... mas... Mas. -Parecía decepcionado, y eso a Crowley no le gusto nada.-

- ¿Este es el Amo? Nombre arrogante. Apariencia sucia. Modales... Inexistentes. ¿Por qué querrías presentarme a alguien así?

- Veréis. He tenido una gran idea. Para deshacernos de nuestros enemigos. De todos. -Miro simultáneamente a Master y a Crowley.- Cada uno caerá... Si nosotros nos aliamos. Aliens, Demonios, humanos... No es una alianza perfecta. Estamos en una nueva Guerra, invisible para el resto. Y como toda guerra es imprescindible aliarse con los lideres adecuados. Juntos, en una alianza perfecta. ¡Pensadlo bien! ¡Nuestras grandes mentes! Compartiríamos recursos. Y nadie podría con nosotros. -Parecía realmente entusiasmado mientras hablaba. Mientras contaba aquello.-

- ¿Una alianza? -Repitió Crowley, había notado el énfasis de sus palabras. Y volvió la mirada hacia Master, completamente serio. Pasando la lengua por la comisura de sus labios. Y pensando que, tal vez, el despertarle de aquel sueño mereció la pena.-

- Acabar con nuestros enemigos. -De repente, a Master, aquel hombre no le parecía tan ''Poco'' como había dicho. Si conseguían aquello. Miro a Jimmy con una amplia sonrisa. Que le caracterizaba.- ¡El mundo bajo nuestros pies! ¡Y después, todas las Galaxias! -Tal vez estuviera exagerando demasiado.-

- Mentes privilegiadas unidas. ¿Quién podría vencernos? -Dijo finalmente Crowley. Era clara prueba de que aquello... era una gran idea y no podía estar mas de acuerdo. Y Jim parecía igual de motivado.-

- ¡La mejor alianza que ha existido! Entre los tres mas poderosos. Nadie nos chistara.

miércoles, 4 de junio de 2014

Crowcest [Flipadas de Rol Twitter]

Un día como otro cualquiera, bueno, no exactamente, aunque lo parecía. Levantarse, desayunar, llevar a rastras a Junior al colegio.... ¡Pero Espera! No, aquel día... ¡Si, Claro! Era Domingo y el joven Junior no tenia porque ir al Colegio, lo que le hacia muy feliz, tan feliz que no pudo evitar quemar las cortinas de casa. Cortinas que su tío tuvo que ocuparse de apagar. El desayuno fue ya mas tranquilo, Castiel, Fergus y Junior, comían todo lo que había preparado Fergus para desayunar. Hasta que, como si de una aparición divi... demoniaca se tratase, a Junior le dio porque esa mañana quería ir al parque. Pero Fergus estaba taaaan cansado, tenia pensado pasar el domingo tranquilo. Una ducha, un vaso de whisky... tranquilidad, pero el niño tenia otros planes. Fergus se negó, como si de un padre de familia se tratase, no pensaba desperdiciar un Domingo rodeado de niños que se ensuciaban en la arena y madres cotillas, de estas que se ponen en un corrillo a chismorrear sobre quien ese día no había aparecido en el parque, como llenas. No. Se negó mil veces. Y Junior pareció perder interés en conseguir lo que quería de su tío, así que fue a por su tía, de la cual sabia que podía sacar lo que querría. Y lo dicho, Junior consiguió que Castiel lo llevara al parque, con la escusa de dejar a su tío descansar al menos un día. Cierto era que desde hacia meses en su vocabulario solo existía ''Trabajar, trabajar, trabajar'' lo cual estresaba tanto a Castiel como a Fergus.
Fergus, ahora solo en casa, se metió en la ducha y paso un largo rato antes de que decidiera salir de ella. Y cuando salió, tan solo con una toalla, se encontró algo que simplemente no esperaba.

- Hola, chiquitín - Crowley, el hermano mayor de Fergus, estaba apoyado en el marco de la puerta del dormitorio de Fergus y Castiel, cuando Fergus salía de la ducha. Con esa típica sonrisa suya.-

- ¡Crowley! -Se llevo tal susto Fergus que la toalla se le cayo, dejando a descubierto lo que bajo ella ocultaba. Cuando se dio cuenta se tapo rápidamente con la toalla, nuevamente.- ¿Qué coño haces aquí?

- Parece que lo de ''Chiquitín'' es literal -Crowley ya se reía antes de que Fergus acabara de taparse-

-Cállate, hace frio -Se excuso Fergus, rojo cual tomate, algo que últimamente le provocaba su hermano. Y mas con las tremendas carcajadas que este soltaba-

- Si, claro, el frio, sigue pensando eso, Fergusin -Se acerco un poco aun riendo- ¿Y con eso, Pichón, esta satisfecha? Que pocas expectativas. Como se nota que no le han echado un buen polvo

- A que narices vienes -Fergus no podía estar mas avergonzado, aparto la mirada de el. Aunque su nerviosismo se podía notar a kilómetros- Y seguro que es mas grande que la tuya

- No puedo hacerle una visita a mi hermano -Dijo con el tono de burla que tan típico era en el. Y sonrió a un mas por el comentario de Fergus- No, pequeñín, no. Y tengo quien lo puede verificar. ¿Sabes que venden aparatos en la tele tienda para ese tipo de problemas?

- ¿Y venden algo para la estupidez? -Ahora, Fergus, veía que Crowley estaba cerca, tal vez demasiado. Y su nerviosismo aumente ¿Por eso lo estaba haciendo? Sabia que a Crowley le encanta poner nervioso a Fergus, de las maneras mas enrevesadas-

- Veamos -Dijo Crowley y de repente estaba agarrando algo por encima de la toalla. A lo cual Fergus pego un pequeño grito, tan agudo que si solo hubiese sido oído cualquiera pensaría que procedía de una niña- No, no es para tanto

- P-Pero que... -No solo lo aparto, si no que le pego tal puñetazo que Crowley aterrizo en mitad de la cama. Obviamente, Crowley casi ni lo sintió, pero ese carácter que tenia y tiene le hizo responder a ello, estampando con mas fuerza de la necesaria a Fergus contra la pared, haciendo un boquete-

-Eso te enseñara a no meterte con tus mayores. Aunque eso tu nunca lo aprendes. -se sentó en el borde de la cama, observando el enfado de Fergus, que le resultaba divertido, como un crio con una pataleta-

-Mierda -Y como tal cosa, Fergus se lanzo a atacar a Crowley, como un niño. Muchas veces era así, era un crio, y era y es asta el momento muy impulsivo. Y del impulso a Fergus se le cayo de nuevo la toalla, pero esta vez no se percato de tal cosa. Ambos cayeron al suelo-

- Quieto, Fergus -Crowley tiro a su hermano al otro lado, haciendo que a este le diera un gran dolor en la columna vertebrar por la fuerza con la que lo tiro. Se puso encima de el, agarrando de sus muñecas, con una cierta distancia entre los cuerpos de ambos /aclaración/- Cuando aprenderás...

- S-Suéltame... -Acabo tartamudeando al darse al fin cuenta que la toalla había desaparecido. Forcejeando inútilmente. Hasta que pensó que... Aquello que pensó era preferible a que estuvieran ambos de esa manera, y estado Fergus completamente desnudo. Fergus beso a Crowley, con el pensamiento de que así se apartaría. Pero no fue así.

No se sabe si por hacerle la puñeta a su hermano, o simplemente por tener algo con lo que burlarse mas tarde. Pero Crowley lo que hizo fue seguir el beso... pero a su manera. La típica manera que el tenia de besar cuando se hablaba de un Contrato, por ejemplo. Aquello impresiono a Fergus, y también lo picho. Haciendo el lo mismo, a su manera. Formando así dos demonios cerrando un trato... sin trato /no pidáis muchas explicaciones, que solo es un sueño/. Y cuando eso acabo, Fergus estaba aun mas rojo que de costumbre y ¿Porque? Pues porque... ... Esto... /vale no se explicarlo hare lo que pueda/ Supongo que aquel beso se profundizo demasiado, y todo tiene su consecuencia.

- Creo que te alegras de verme, Fergusin. Pero sigue siendo poca cosa -Ríe divertido Crowley, y se quita de en medio. Sacudiendo su traje /el elegante traje típico de Crowley/ Levantándose.-

- Cállate.. Imbécil.. -Murmuro entre dientes Fergus, tomando rumbo hacia el baño, creyendo que si se quedaba allí un rato /no ha hacer lo que creéis, pervertidos/ Crowley se iría. Y esto solo quedaría como una anécdota que se olvidara.-

- Quieto, pequeñín. -Crowley agarro a Fergus del brazo empujándolo hacia la cama.- ¿Sabes que si haces eso te quedaras ciego, verdad? -Su tono de voz no dejo de ser pura burla hacia su hermano menor. Aunque aquello cambio cuando se volvió a acercar a donde, ahora, estaba Fergus.- Ya que yo he sido el causante de esto -Señala aquel pequeño bulto que se había formado en el pantalón de Fergus.- Lo justo es que sea yo quien lo baje.

- Cuando tu has hecho algo justo... -Fergus estaba completamente nervioso. No solo por lo que abultaba en su pantalón, si no por la cercanía y palabras de Crowley. Deseando con todas sus fuerzas que aquello fuera una de sus bromas para molestarle.-

- Hay una primera vez para todo. -Crowley llego ha estar tan cerca de su hermano menor que pudo apoyar ambas manos en la cama, inclinándose un poco, deleitándose con la expresión que había adoptado Fergus, evitando soltar una carcajada.-

- ... -Fergus quedo sin palabras completamente, ante el acercamiento de Crowley lo único que pudo hacer es alejarse como podía y sin moverse de la cama, pues no podía. Estaba arrinconado por Crowley. Su espalda casi acabo por tocar el colchón.- Cass... -Estaba intentado encontrar cualquier cosa para que se largara. Y la mejor escusa que pudo encontrar era esa. Cass podía volver en cualquier momento.-

- Shhh... -Le chisto Crowley a Fergus, ayudándose con las manos para no caer del todo encima de su hermano menor.- Pichón no esta aquí. -Notaba su incomodidad y eso le divertía aun mas, no podía evitar ver asta donde aguantaría Fergus aquello. Acercando su rostro al contrario y por ende, todo su cuerpo también. Acabando por tener una de sus piernas colocada, de forma estratégica, en medio de las otras dos piernas de Fergus. Y por la inclinación que todo su cuerpo tenia, aquella pierna acabo rozando cierto, pequeño, bulto. Viéndose así el rostro aun mas rojizo de Fergus, mientras este prensaba los labios con fuerza. Y hacia un pequeño movimiento con la cadera de forma inconsciente.-

- C-Crowley... V-Vete... -Mascullo Fergus, intentando por todos los medios que su tono de voz sonara lo mas autoritario que podía /en una situación así/. Estaba claro que esto se le empezaba a ir de las manos, y empezaba a pensar que aquello no era solo uno de los juegos de Crowley.-

- Pero si acabo de llegar. -Susurro en el oído de Fergus, con la intención de ponerlo aun mas nervioso. Se estaba divirtiendo demasiado, y parecía no saber cuando acabar aquella broma.- No me negaras que no lo estas disfrutando. -Volvió a rozar con su pierna aquel bulto, que parecía haber aumentado, pero esta vez el roce fue completamente intencionado. Y ello provoco que Fergus gimiera.-

- C-Capullo, para ya... -Sentía una mezcla extraña de calor, presión en cierta parte de su anatomía, y un odio hacia el contrario por lo que le estaba haciendo. ''Menudo hermano'' pensaba la parte, aun, racional de Fergus. Pues el resto de él parecía ir perdiéndose poco a poco.-

- Yo nunca dejo nada a medias, querido. -Crowley paso del roce a la presión. Y lo que consiguió con aquello fue escuchar otro gemido, algo suplicante, de Fergus.- Creo haber mencionado mas de una vez que si pudiera, me fallaría a mi mismo... -Comenta con diversión al ver el tono rojizo de su piel.- ... y fíjate... ahora estas tu aquí... y de esta manera... Es tentarme demasiado.

Fergus abrió la boca para decir algo en contra de aquello. Su odio paso a miedo. Cuando de repente se escucho como la puerta se abrió. Y una voz femenina y algo melosa resonaba con un ''Cariño.~''. Ambos, tanto Fergus como Crowley volvieron la mirada casi a la vez hacia la puerta.

- Uhm...Pichón... Aguafiestas... -Murmuro Crowley antes de volver a posar su mirada, con una sonrisa divertida, en Fergus.- Acabaremos esto en otro momento, chiquitín. -Y antes de que la puerta del dormitorio se abriera, Crowley ya había desaparecido. Dejando a Fergus en aquella extraña posición y con ese pequeño /bueno, ya no tan pequeño/ bulto en el pantalón.-

- ¿Cariño? -Apareció Cass en la puerta del dormitorio. Fergus nervioso tapo rápidamente aquella erección que se había formado e intentaba ocultar el rojizo de su piel.-

 

End... ?
 

 

jueves, 22 de mayo de 2014

El entrenamiento de Castiel {Arcángeles}

Miguel estaba dispuesto y listo. Y también esperaba que él lo estuviera. Ya era lo suficientemente ''adulto'' como para dejar de aprender teoría y pasar a la practica. El joven ángel Castiel cogió por primera vez un arma. Una espada celestial. La empuñaba torpemente y parecía que en cualquier momento se le fuera a resbalar de las manos.  Disponían de dos espectadores. Gabriel con una bolsa de dulces observaba tumbado relajadamente la escena. Parecía mas bien que lo obligaban a estar presente durante el entrenamiento de Castiel. Y allí también estaba Lucifer (Mucho antes de su caída). Que parecía no estar interesado en aquello. ¿Rafael? Como siempre, Rafael prefería estar aparte en ese tipo de cosas. Le parecían poco útiles.

- Bueno, que, empieza esto o vais a seguir mirándoos como dos lelos. -Comento Lucifer de su forma divertida y burlona. Pero esta vez no recibió la atención que pretendía de su hermano mayor.-

- Castiel -Miguel ignoro completamente a Lucifer, centrándose solo en Castiel, el cual estaba tan callado como nervioso.- Debes coger con firmeza y seguridad la espada. Si no será fácil que se te caiga. -Empezó en tono explicativo, ejerciendo de profesor.-

- Já, le regalare a Cassie todos mis dulces si logra desarmar a Mickey. -Comento Gabriel en parte con broma, pero alguien no lo vio igual.-

- De acuerdo, yo apuesto dos alces con alas por Miguel. -Dijo Lucifer con tono de reto a su hermano menor.- Bien, hechas las apuestas, comenzad. -Una picara sonrisa se ilumino en el rostro de Luzbel, mientras Gabriel parecía desconcertado.-

- Eh, canijo, como no ganes te meteré en una bañera de gelatina -Le susurra Gabriel a Castiel, a modo de ... ¿Amenaza? o tal vez pretendía animarle, nunca se sabe viniendo de Gabriel.-

Aquellas apuestas solo hacían que el Pequeño Castiel, tan inexperto como era, se pusiera aun mas nervioso. Puesto que a quien se enfrentaba era a su hermano mayor, a Miguel. Que ya de por si imponía respeto con el mero sonido de su voz. Se escucho a Castiel un ''S-Si'' tímido y algo agudo. Y en poco, Castiel empuño su espada, la cual solo había manejado un par de veces a modo de juego. Nunca había luchado cuerpo a cuerpo. Se dirigió con toda la rapidez de que disponía hacia Miguel, el objetivo era desarmarle ¿Cómo podía ser tan difícil? Pero obviamente no seria tan fácil. Miguel lo esquivo con facilidad y Castiel cayo al suelo. Se oyó la risa victoriosa de Luzbel y un gruñido frustrado de Gabriel.

- Vamos, Castiel. ¿Es lo único que puedes hacer? -Miguel agarro a Castiel y lo puso en pie de nuevo.- Inténtalo de nuevo. -Se alejo un poco, y entonces se hizo un gran silencio.-

Entonces Castiel miraba a Gabriel y a Lucifer, y luego volvió a mirar a Miguel. Ladeando la cabeza a modo de gato. ''Es imposible'' Se dijo a si mismo. Luego apareció de la nada Rafael, con uno de sus libros en enoquiano, miro la escena con desinterés. Pero extrañamente se sentó junto a sus otros hermanos. Y al verlo, Castiel tuvo una pequeña idea.

- B-Bien... -Tartamudeo, pues aun no las tenia todas con él. Castiel desapareció frente a los ojos de todos. Miguel miraba de un lado a otro. Ni siquiera se molesto en ponerse en guardia. El pequeño Castiel apareció tras de Miguel, con la espada cogida con fuerza pero no la uso. Hizo que su hermano cayera al suelo, con ello la mano de Miguel se relajo y Castiel con un golpe le pudo desarmar.- ...Y-Ya...

Todos los ahí presentes miraron la escena realmente impresionados. Gabriel estaba completamente boquiabierto, se podía ver los cinco caramelos que antes se había metido a la vez en la boca. Luzbel parecía haberse quedado sin aliento al ver derrotado a su hermano mayor por ese pequeño de Castiel. Y Rafael simplemente no daba crédito. Después de ese silencio todos, incluso Rafael, dieron la enhorabuena a Castiel, cada una con su propia y atípica manera. Mientras Miguel se levantaba poco a poco y veía como el pequeño Castiel parecía entre ilusionado y avergonzado. Miguel dibuja una pequeña sonrisa, cuando nadie le miraba. ''Sera un buen soldado, solo necesita un poco de motivación'' Pensó Miguel sin borrar su leve sonrisa.

Miguel había dejado que el inexperto Castiel ganara esta vez, pero obviamente no seria tan blando la próxima vez. Necesitaba coger un poco de confianza en si mismo.

jueves, 8 de mayo de 2014

Demos un Paseo {Crowstiel} Part 2

Crowley había decidido aprovechar que Castiel no se había ido esta vez. Eso hizo que se dibujara, en el rostro de Crowley, una tonta sonrisa que rápidamente se encargo de ocultar. Tras una taza de café y una buena ducha. Y, claro esta, vestirse. Se volvió a Castiel, pensaba llevarlo a un lugar que sabia con seguridad que le gustaría. Pero Castiel parecía mostrarse tan parado y confuso como de costumbre. Era una mañana brillante y que se iba haciendo mas cálida al paso de las horas. El cielo completamente despejado, dejaba ver su a los pájaros surcando el limpio cielo. En el jardín de Crowley, había a los lados del camino que llevaba a la verja de salida, una amplia parcela de césped en el que se podían incluso ver algunas pequeñas flores. Y la frescura del olor que de esa hierba recién cortada salía, llenaba los alrededores de la nada humilde casa de Crowley. Pero Castiel seguía preguntándole a donde iban a ir. Pero Crowley se negaba a decírselo. Lo que quería es que fuese una sorpresa. Quería ver su cara al contemplar el lugar cuando llegaran. ¿Porque? No lo sabia. Su relación con Castiel había sido muy rara y empeoraba con el tiempo. Pero sin embargo le gustaba. Si. Le gustaba verle sonreír y quería provocar esa sonrisa. Y eso le hacia sentir bien. Castiel le siguió cuando bajo las escaleras y llego hasta la puerta de salida. Pero siempre con el rostro fruncido y las manos en los bolsillos de la gabardina.

- Vamos... -Repitió una vez mas Crowley, buscando en los cajones de la entrada en busca de algo especifico.

- ¿Qué buscas, Crowley? -Le pregunto Castiel con su, ya típico, gesto curioso y confuso. Sus grandes y azules ojos no se despegaban del demonio.

- Las llaves del coche.. -Respondió sin para de buscar hasta que las encontró. Aunque en realidad no eran unas llaves, propiamente dichas. Se parecía mas al mando a distancia de la puerta de un garaje. No había llaves que colgaran de ello y eso hacia que la confusión de Castiel aumentara. Eran las llaves del Aston Martin de Crowley. Uno de sus objetos mas preciados.

- ¿Dónde están las llaves? -Pregunto aun con el gesto confuso. Pues decía llaves, pero no las veía.- Podría llevarnos volando si me dijeras donde vamos...

- Estas son las llaves. Es una tecnología humana avanzada, Castiel. Y no. No te voy a decir don vamos, tienes que verlo. -Crowley agarro con fuerza las.. ''llaves'' del coche y se dirigió al garaje por un camino secundario de su jardín. Castiel tan solo lo seguía. Sin borrar su gesto.

Llegaron frente al reluciente coche de Crowley. Brillaba como si acabara de salir del confesionario. Un negro brillante en el que podías, incluso, verte reflejado. Crowley cuidaba mucho de ese coche. Castiel de forma curiosa quiso tocar el capo de aquel brillante coche. Crowley, rápidamente, cogió su mano impidiéndoselo.

- Ey, cuidado con mi coche... -Dijo Crowley con la misma rapidez. A lo que Castiel miro como le cogía la mano y luego miro directamente a los pardos ojos de Crowley. Le estaba cogiendo de la mano... ¿Por qué se ponía nervioso por ello?

- S-Si... -Tartamudeo algo tímido y Crowley soltó su mano.

- Vale... Entra... -Pulso un botón de lo que eran las llaves y con un parpadeo de los faros del coche, las puertas se abrieron. Crowley entro en el coche, sentándose en el asiento del piloto. Y Castiel, por la costumbre, fue a sentarse en la parte trasera.- ¿Qué haces?

- ¿Que? -Ya estaba a punto de entrar en el coche, cuando aquella pregunta lo paro en seco- Entrar... ¿no?
- Ya.. eso ya lo se. ¿No quieres ponerte a mi lado? -Le miro por encima del techo del coche.

- ¿Yo?... Delante... -Cuando se montaba en el Impala, nunca podía hacerlo delante. En el asiento del copiloto. Ese era el sitio de Sam.- ¿Puedo? -Sintió la necesidad de preguntar, mirándolo de forma algo incrédula.

- Tú no, el vecino de al lado. -Dice burlón.- Claro, venga... -Le contesto rápidamente y se sentó finalmente dentro del coche. Metiendo la ''llave'' en su respectivo lugar. Castiel no tardo en sentarse a su lado. Cerrando con cuidado la puerta para que no volviera a llamarle la atención.

Una vez dentro Castiel lo miro todo con curiosidad, siendo este un sitio que nunca había visto. Y no era como el interior del Impala al que estaba más acostumbrado. El olor era un tanto peculiar. Parecía tan bien cuidado por dentro como por fuera. Crowley arranco el coche. Y salio de los terrenos que formaban su casa. Durante un rato condujo en completo silencio. De vez en cuando su mirada se desviaba a un confuso Castiel que miraba la ventanilla que había a su lado y también al frente, a la carretera. Intentando identificar hacia donde se dirigían sin éxito alguno. Y tras un rato el silencio se rompió.


- ¿A donde nos dirigimos? -Finalmente le pregunto Castiel. Mirándole con su ya conocido gesto interrogante.

- Pues... -Crowley le miro de reojo, sabia que esa pregunta se iba a repetir durante todo el trayecto.- A un parque...

- ¿A un parque? -Pregunto nuevamente Castiel, pues un parque era una de las cosas mas normales de la Tierra. Él mismo había estado en ellos y le agradaban esos lugares.

- Si... Bueno es algo así. No es exactamente un parque propiamente dicho. Pero es... como uno mas grande... y... -Crowley buscabas las palabras adecuadas para explicarle aquello.- Es más una reserva natural. Un amplio y limpio lugar donde puedes ver a los animales en su forma salvaje sin que estén enjaulados. Fauna, flora y esas cosas que te gustan. ¿No?

- Oh... -Simplemente asintió, era verdad que le gustaba ver esa parte natural de la Tierra y que hasta el momento no había tenido tiempo de disfrutar. Aunque le costaba entender porque el demonio se interesaba tanto por él. Y por lo que le gustaba.

- Se me ocurrió porque... te quedaste en vez de irte y pensé que tal vez querrías pasar algo de tiempo... pues eso... conmigo... -Soltó Crowley en una voz suave y baja que casi llegaba a rozar la timidez.

- No me fui porque... creí que te gustaría ver a alguien al despertarte... que no fueran esos perros tuyos... -Confeso Castiel, desviando directamente la mirada hacia la cinta del cinturón que le sujetaba la cintura.

- La verdad es que esta bien no encontrar la casa completamente vacía. Mis perros me hacen compañía... pero después de todo son solo perros. Las únicas visitas que recibo son de trabajo o el cartero al que mis cachorros hacen salir corriendo... La mayor parte de mi tiempo la paso trabajando. -Confiesa y parece como si esas palabras, al decirlas en alto, dolieran un poco.

Con esas palabras Castiel sintió un poco de lastima por Crowley. Sus palabras parecían contrarias a su actitud y lo eran. Crowley siempre actuaba como si nada le importara ni afectaran. Como si la soledad formaba parte de él. Que no le importaba que su única compañía eran sus perros. Y Castiel no sabia como responder a aquello o si debía responder algo o quedarse en silencio.

- Bueno ya hemos llegado. -Volvió a hablar Crowley mientras deceleraba y paraba por completo el coche. Se quito el cinturón y bajo del coche. Esperando que Castiel hiciera lo mismo.

Las vistas ahora eran completamente verdes, un fresco aroma llego hasta ellos junto que el sonido de algún que otro animal volando por el despejado y limpio cielo. Podía notarse el cambio en el aire. Más limpio y fresco. El sol brillaba con su total resplandor. Y sus cálidos rayos se reflejaban en las hojas de los arboles haciendo que algunas de estas resplandecieran. Una suave brisa soplaba y hacia que se produjera un dulce sonido al pasar entre las ramas de los altos arboles que allí había. Pero esto solo es la primera vista. Antes siquiera de entrar dentro de ese limpio paraje natural.
Castiel tardo un rato en salir del coche, siendo incapaz de quitarse el cinturón, con el cual forcejeo antes de conseguir finalmente deshacerse de el y poder salir del coche y contemplar lo que contemplaba Crowley. Dibujando una pequeña sonrisa en sus labios.

- Es precioso. -Comento Castiel sin casi darse cuenta.

- Si, pues espera a estar dentro. -Contesto Crowley, girándose un poco, viendo la sonrisa de Castiel, sonriendo él también.- Entonces... ¿Vamos? -Crowley espero a que Castiel se pusiera a su altura.

- Si. -Castiel se puso junto a Crowley y espero a que este comenzara a andar. Pensando que él le guiaría por aquel lugar. Pues Castiel no lo conocía y tampoco tenia demasiada experiencia guiándose entre arboles. Era difícil orientarse en un lugar así. Crowley, por el contrario, se orientaba con la mayor precisión. Pues en su vida humana había vivido entre arboles, en los bosques y le gustaba aquellos lugares aun con su nueva demoniaca forma.


{Continuara.~ }

Rezo por tu perdón. {Crowstiel}

[Esto es mas que nada el comienzo de uno de los Roles Twitter de Crowstiel. Simplemente deseaba guardarlo aquí]

Castiel... -Intenta rezarle de nuevo a Castiel, una ultima vez- Castiel. Si me escuchas, que creo que no te queda otro remedio quiero que.. eso... que me escuches. Vale. Bien. Siempre es complicado empezar a decir estas cosas. Tal vez me resulte menos complicado si no estas enfrente. -Hace una pequeña pausa, cerrando los ojos y colocando sus puño cerrado en la frente, apoyando así la cabeza- Quiero saber, necesito saber si... vas a perdonar a este estúpido. Que creyó decidir bien. Quiero saber si he sido tan estúpido de dejar ir.. o mas bien de alejarme de alguien que, aun viendo mi verdadero rostro y lo que soy realmente, me quiere. Porque estas semanas sin ti han sido peor que las peores torturas que llegue a pasar en el infierno. Te quiero. Y por muchas tonterías que haga, eso no cambiara. Solo sabes una pequeña parte de lo que he pasado en mi primera vida y tenia pensado contártelo todo... Para que fueras el único que lo supiera todo de mi. Presente y pasado. Supongo que eso ya no podrá ser. O si... dependerá de lo que t... Yo entenderé que me odies, no seria la primera vez que por mis absurdeces acabo perdiendo a alguien que realmente me importa. Es comprensible que alguien como yo... Soy un estúpido que todo lo que ama lo a perdido a lo largo de su vida... de ambas vida. Nunca merecí perdón por nada de lo que he hecho. Y no merezco perdón por lo que te he hecho a ti. Ni mucho menos. Pero, necesito saberlo. Todo. Si me perdonas, si me odias... Si me quieres... {Si estas bien sin mi} Y... sobre todo... necesito verte... -No puede evitar levantar la vista, mirar tras la ventana. Aquel cielo azul. Era lo mas parecido a mirarle a los ojos que tenia ahora-

Mi sonrisa, es por él {Crowstiel}

Estoy cansado, cansado de todo y de nada a la vez. Mis ojos se cierran solos y una presión aparece y desaparece en mi pecho. Algo, claramente, molesto y más cuando desconozco el motivo por el que aparece. Siento que quiero, no, que necesito dormir y no despertarme. Me cuesta sonreír e incluso fingir que estoy medianamente bien. Pero ¿Qué me ocurre?. Ni yo lo se con exactitud. ¿La marca de Caín, tal vez? No. No porque aquella sensación, aquello que me ocurre, es de mucho antes de que eso se marcara en mi piel. Todos mis pesares parecen haberse convertido en una completa oscuridad. Que me envuelve por completo. Y de la que no me puedo deshacer.

Y llego a casa, tras haber estado largas horas rodeado de papeles e insufribles estúpidos y traidores. Realmente me enerva. Abro despacio la puerta principal, sin hacer casi el menor ruido. Esperando, como habitualmente, ser bienvenido por mis fieles cachorros. Sin embargo, nada más cerrar la puerta lo que oigo no son los ladridos de bienvenida de mi manada, si no la voz de Castiel. La dulce voz que, ya antes de volverme a mirar, me saca una sonrisa. Me giro para mirarle. Y entonces lo recuerdo, lo recuerdo cuando le miro a los ojos, cuando veo su sonrisa al mirarme. Recuerdo que he vuelto del infierno y tras traspasar las puertas de mi casa todo se desvanecía, todos mis pesares y problemas parecen no significar nada frente a lo que día a día me espera tras esas puertas. Porque tras ellas me espera su sonrisa, sus ojos, su voz... él. Con una sonrisa siempre me recibe y con otra igual de sincera le respondo yo.

Esa curva en sus labios que forma una sonrisa, una sonrisa que parece solo reflejarse en su rostro cuando a quien sonríe es a mi. O al menos eso espero. Sus ojos y como me mira con ellos, aquellos azules ojos como el mismo cielo que simplemente me hipnotizan, sin poder parar de mirarlos. Sus labios, labios ásperos y algo cortados pero que parecen ser mi talón de Aquiles, mi mayor pecado se encuentra en ellos, y en el recuerdo de besarle. Oh, sus besos, besarle, una de mis actividades favoritas. Ese dulce sabor al rozar sus labios, la cálida sensación y el deseo de no separarse nunca de ellos.
Sentir su calor es lo que me hace olvidarme de todo.

Y, al fin, lo recuerdo. Y, por fin, lo veo. Veo que mi verdadero Paraíso es junto a él. Que cuando estoy con él no existe ni Cielo ni Infierno. Solo él y yo.
 

martes, 6 de mayo de 2014

Sirius Black III en la Nada humilde casa de los Black

La noble casa de los Black. Noble para algunos, a mi me parece el lugar mas infame de todos. Aun cuando entro en ella y me recibe el repugnante cuadro de mi vieja madre gritándome ''¡Traidor, fuera, ensucias el nombre de los Black!'', sigo intentando deshacerme de ese cuadro pero ese conjuro de la vieja de mi madre no hay manera de desacerlo, a cuyas palabras no hago menos caso. No busque este apellido, es el que tengo. Y no me gusta utilizarlo.

Ahora era el lugar donde La Orden se reunía, amablemente les ofrecí esa casa. El viejo elfo, Kreacher, vagaba por la casa con sus juramentos en alto cada vez que me daba la vuelta. Seguía siendo un fugitivo, por desgracia. Y el director Dumblendore me pidió que no saliera del lugar, por mucho que quisiera, ni transformado en Hocicos. Mi única actividad era darle a Buckbeak ratas muertas para comer. También me quedaba de vez en cuando mirando el Tapiz de la Familia Black, aquel Tapiz que contenía el nombre de todos mis antepasados, sobre todo el trozo quemado en el que debería estar yo. O también dedicaba parte de mi tiempo para quitar alguna plaga que hubiera por la casa. Si, todo era muy aburrido. Pero me bastaba, me bastaba porque lo que hacia era esperar. ¿Esperar a que? Esperar a que al fin volviera a ver a mi ahijado. Y que cuando esto acabara, pudiéramos vivir juntos. O ese era el plan.

Pero estaba claro que no era el momento. Cada vez que oía a la gritona /cuadro de mi madre/ tenia una cierta esperanza de que fuera Harry quien entrar por la puerta. Pero la mayor sorpresa fue un día que vino Quejicus... digo el profesor Snape a informar sobre unos asuntos secretos a la Orden. Disfruto con las charlas que tengo con Remus... aunque al final todas encaminan a asuntos de la Orden. Supongo que es lo normal.
Ahora, en cuanto pudiera, y espero que dentro de poco, se me otorgaría una varita. Dado que la mía fue confiscada en Azkaban. Mi varita una hecha de roble, 28 cm, con núcleo de Fibra de corazón de Dragón. Si, me seria devuelta, o al menos una hermana de esta. Sin ella no podría combatir.

''Tranquilo, Canuto, tendrás tu varita. Pero ni se te ocurra salir del cuartel''

Siempre con lo mismo, Remus es un poco pesado con eso de seguir las ordenes... Él y todos. Sobretodo me tenia y tiene vigilado es Molly. Parece no quitarme ojo de encima, sobre todo cuando hablo de Harry. Bueno. Hasta que al fin se me devolvió mi varita. Si, ya tengo mi varita. Al fin puedo ser de cierta utilidad. Y ahora si puedo considerarme un miembro activo de la Orden.

lunes, 5 de mayo de 2014

La Resurreción del Fenix Oscuro.

Como ave Fénix oscuro que renace de sus cenizas. Como la mala hierva, que nunca muere. Vuelvo a los escenarios. Vuelvo porque mi publico me reclama. Y yo reclamo la muerte de Sherlock Holmes. Pero antes, puedo narrar mi ''resurrección'' aunque nunca morí. Todo el mundo conocerá el precioso salto del Ángel que Sherlock hizo desde la azotea. ¿Hermoso verdad? Lastima que no fuera exactamente de verdad. Pero eso me da a mi la oportunidad de matarlo yo mismo. Corre por ahí el rumor de que me volé la sien... Tsk Tsk... inocentes. ¿Morirá yo antes de ver bajo tierra a Sherlock?. Nunca.

Era un glorioso día, el día en que Sherlock Holmes iba a morir. O ese era el plan. Bueno, en cualquier caso siempre me guardo un Plan B, por si el A falla. Cosa que no me había pasado hasta ahora... Volviendo al tema. Subí a la azotea sin saber que mi Plan A iba a fallar, pero siempre llevando al B encima. Estaba confiado de lo que iba ha hacer. Todo estaba listo ''Comienza el juego'' y ahí llegaría el ''Game over'' de Sherlock. Todo el resto lo conoceréis. Y todo es correcto , salvo por el echo de que... Ha ha ha, no estoy muerto. ¿Queréis saber como es que sigo vivo? Un mago no desvela sus trucos. Suerte que este mago es algo excéntrico. Analicémoslo como si fuéramos Holmes. Empezando por la pistola, seria completamente normal que hubiese muerto en ese instante con esa pistola. Si hubiese sido autentica, claro. Conocéis ese juego Americano... ¿El pingball? Solo hice que redujeran el formato, que para que se pareciera a una pistola de gran calibre y que rellenaran una de esas pelotitas con sangre falsa, cuando apreté el gatillo... ¿Debería explicar como sonó a un tiro a quemarropa? Bueno eso es mas sencillo, un simple, para que me entendáis, botón detrás del gatillo. A la vez que apreté el gatillo ese sonido salió como si de un tiro se tratare. Y fingir que había muerto, Sherlock estaba muy ocupado hablando con su novio. Solo un pequeño charco de sangre falsa, por supuesto. Al rededor de mi cabeza. ¿Y para evitar parpadear? Unas lentillas especiales, tengo recursos. Y, fui paciente.

¿Cómo escape de ahí?. Cuando todo acabo. Cuando al fin estaba solo en la azotea. Cogí el móvil y llame a mi hombre de confianza. Sebastián Moran. Y el se ocupo de sacarme de ahí. Ya habíamos planeado de pasaría si ese incordio de Shelock Holmes no actuaba según lo previsto. Y tres años espere pacientemente. Elaborando planes maestros.

Y bueno, solo me queda decir... ¿Me echabais de menos?

viernes, 11 de abril de 2014

Demos un Paseo {Crowstiel} Part 1

Los primeros rayos de sol se colaban por la ventada del dormitorio, donde Crowley descansaba. Casi desnudo, solo con la ropa interior y tapado a medias. No penséis mal, no sucedió nada de nada. Como ya había pasado otras veces. Crowley amaneció solo en su gran cama. No se que le hizo pensar a Crowley que esta vez seria distinto, que esta vez se despertaría con compañía. ¿Qué le hizo pensar aquello? No, era imposible que eso ocurriera. Se levanto de la cama, su solitaria casa, donde no se oía nada. Ni siquiera sabia si había pasado la noche con él, o se había ido nada más que el cerro los ojos. Estaba acostumbrado a la soledad. Vivía en ella. Y no le importaba. Pero en parte estaba harto de aquello. De tener que ocultarse. De que se fuera sin mas. Le hacia sentir como una furcia, sin la parte del sexo. Pero ¡Que demonios! Era él el que insista en dormir juntos. Aunque él no dormía. Y Crowley accedía. Se había acostumbrado a dormir acompañado... a dormir en general.

- Maldito... -Decía cada mañana al despertarse y encontrarse las sabanas frías-

Se levanto de la cama, sin saber porque se enfadaba. Si ya sabia que pasaba cada mañana. Pero aun así, le hubiese gustado despertarse y ver aquellos y brillantes ojos azules. Tan azules como el mismo cielo. Esos ojos que hacían que los mirabas como quien mira al infinito. Crowley se coloco esas viejas zapatillas de estar por casa y se vistió con una elegante bata color granate, que tenia sus iniciales bordadas en un hilo dorado. Bajo a la cocina a por su taza de café matutino. Bajo las escaleras con tranquilidad, no esperaba ver a nadie. Como mucho a uno de sus cachorros del Infierno, como él los llamaba. Para su sorpresa, en la cocina, no se encontraba uno de sus perros, haciendo ruidos juguetones con el objetivo de que compartiera su desayuno. Lo que encontró fue a Castiel, sentado en la barra de la que estaba compuesta la cocina. Con las manos en sus propias rodillas. Lucia la misma gabardina que la noche anterior. El miso pelo desaliñado. Y la misma corbata mal colocada. Se giro hacia Crowley cuando este se le quedo mirando, sorprendido.

- Uhm... -Castiel observo la bata que llevaba puesta Crowley, nunca antes le vio con una prenda distinta a la de su elegante traje negro con una corbata que variaba de ver en cuando en color, a veces negra, a veces roja. Ladeó levemente su rostro hacia un lado, frunciendo con levedad el ceño ante la confusión de ver así a Crowley.- ¿Eso es... Llevas un... como se llame...? -Parpadeó varias veces, abrumado por la confusión.-

- Se llaman batas. -Ocultaba bajo un ceño fruncido, la sorpresa de que aun permaneciera aquí. Entro en la cocina y puso la cafetera a hacer café- ¿Quieres? -Señalo la cafetera, ofreciéndole a Castiel una taza de café, aunque realmente no sabia si bebía o no-

Castiel negó con la cabeza y se dedico únicamente a observar al otro. Con las manos aun apoyadas en su regazo. Y las piernas guardadas bajo la silla.

- De acuerdo -Se oye susurrar a Crowley, girándose hacia la cafetera- Nunca pense que la mañana de después fuera así. Y eso que no ha habido nada de antes -Murmuro-

- Que murmuras, Crowley -Le pregunto a Crowley, sin dejar de mirarlo un segundo con la cabeza aun ladeada, pareciendo a si mas un gato que un ángel-

- Nada, Nada... -Cogió una taza del armario que estaba justo encima de su cabeza y se sirvió un poco de café caliente- Solo me preguntaba... ¿Por qué sigues aquí?
 
Castiel no borro su expresión confusa. Bajando la cabeza, mirando sus propios pies. Pues ni él sabia porque se había quedado, esta vez. Cuando el resto de veces se había ido sin ninguna contemplación ni explicación. No podía decir que se había pasado la noche observando dormir al demonio. Que se había quedado hipnotizado viendo el tranquilo rostro del durmiente demonio. Que nunca parecía tan tranquilo como cuando esta despierto. Que se había quedado sentado en la cama observando y escuchando como hablaba en sueños. Crowley esperaba una respuesta. Observando a Castiel mientras, de vez en cuando, daba algún que otro sorbo a la taza de café que tenia entre sus manos.

- ¿Y bien? -Acabo por decir Crowley, tras unos minutos de silencio en los que Castiel lo único que hizo fue mirarse sus zapatos-

- ¿Eh? -Castiel alzo la mirada finalmente para observar con detenimiento los pardos ojos que el demonio poseía, y que eran lo único del rostro del demonio que el ángel no podía contemplar salvo cuando hablaba con él- Y...Yo... no... no lo se... -Confeso finalmente y volvió a bajar la cabeza-

- Bueno... -Crowley dejo la taza en la encimera y se dirigió a la salida de la cocina. Siendo, así, seguido también por los ojos de Castiel que seguían tan confusos como de costumbre- Pues ya es hora que te vayas.
 
- ¿Que me vaya? Aun es pronto... -Se levanto con rapidez del taburete donde hasta entonces había estado sentado y siguió a Crowley hasta las escaleras.-

- Pero imagínate que viene alguien y te ve aquí, ambos nos meteríamos en problemas muy graves. -Crowley siguió subiendo las escaleras mientras Castiel se quedaba a los pies de esta observando como la bata de Crowley se movía al compás de sus movimientos-

- Puedo desaparecer si eso ocurre... -Dice Castiel en voz baja, frunciendo el ceño con tristeza pues no quería irse.-

Crowley subió a su dormitorio. Cerro la puerta y se quito lo bata que llevaba y el resto de ropa que le quedaba, dejándola tirada en el suelo y metiéndose al baño a darse una larga ducha. Castiel estuvo al pie de las escaleras, dudando en si debía irse ahora, esperar a que volviera a bajar... o subir él mismo. Al final empezó a subir las escaleras, despacio, sin hacer ruido. La mayor preocupación de Castiel de permanecer en aquella casa eran los perros de Crowley. Aquellos perros del Infierno que aunque Castiel quisiera aparentar, por su orgullo de ángel, que no le daban ningún tipo de miedo. No era verdad, y mas siendo aquellos los perros de Crowley. Mas grandes, fuertes y temibles. Entro en el dormitorio, cerrando despacio la puerta y escuchando la ducha correr y al demonio cantar incluso. Ante aquel sonido decidió sentarse en la cama, como había hecho la noche anterior y espero, escuchando al demonio. Pero lo que aun no entendía era el porque. Porque aquella voz que pertenecía al demonio le gustaba tanto. Porque se quedaba noches observando como dormía. O porque esta vez, a diferencia de las otras, había decidido quedarse. No lo sabia ni entendía. Pero ahora no pensaba en ello. Se quedo escuchando a Crowley ducharse, moviendo las piernas impacientemente como si de un niño se tratase.
Finalmente Crowley salió de la ducha con tan solo una toalla en la cintura. Todo su cuerpo estaba completamente mojado. Su corto pelo se caía por los lados y unas traviesas gotas de agua hacían una pequeña carrera por la zona de los tatuajes, en ambos brazos, del demonio. Crowley nada mas salir de la ducha se percato de que Castiel seguía ahí. Y no solo eso, había estado ahí durante él estaba en la ducha.

- Pense que ya te habrías ido. ¿No te echara en falta cierta ardilla? -Crowley le dio la espalda a Castiel, mirando hacia el armario que no solo decoraba la habitación, si no que era el lugar donde Crowley guardaba tus preciados trajes hechos a medida.-

- N-No se... D-Dean estará bien... -Nada mas aparecer Crowley pareció que Castiel se había vuelto completamente tartamudo. Porque no podía pronunciar palabra sin tartamudear, y sin apartar la vista del semi-desnudo Crowley.-

- Si tu lo dices. -Crowley cogió uno de sus trajes y lo colgo justo en la puerta del armario. Y sin pudor alguno dejo caer la toalla de su cadera. Sin importarle aquel observante que era Castiel.-

- ¡C-Crowley! Q-Que estas haciendo... -El rostro de Castiel cambio del color carne algo pálido al puro rojo vivo, mirando rápidamente al techo, que curiosamente tenia un espejo que apuntaba a la misma cama.-

- ¿Tu que crees? Me estoy cambiando, estoy en mi casa ¿Recuerdes? -Se puso la ropa interior sin molestarse en contestar a Castiel mirándole. Se puso los el pantalón, se coloco la camisa y finalmente miro a Castiel con la camisa desabrochada aun- ¿Algún problema?
 
- N-No... -Volvió a mirarle cuando ya estaba vestido- Solo... Me pregunto... ¿Para que es eso? -Señalo al espejo justo encima de él-

- Uhm... Ah... Eso... -Crowley mira arriba, al espejo y luego a Castiel con una picara sonrisa- Para jugar.

- ¿Jugar? -Frunció el ceño y ladeo ligeramente la cabeza hacia un lado. ¿Jugar? ¿A que se podría jugar con algo así? No lograba entender a que tipo de juegos se refería el demonio.-

- Lo entenderás cuando seas mayor... -Comenta Crowley con una sonrisa santurrona mientras, uno por uno, se abrochaba los botones de la camisa. Se ponía la chaqueta, estirándola cuando ya reposaba sobre sus hombros. Y colocándose la corbata como solo él podía hacer- ¡Listo!

- ¿Listos? ¿Listo para que? -Cada vez Castiel se mostraba mas confuso.- ¿T-Te vas?
 
- No. No me voy. Nos vamos. -Se ajusto la corbata frente al espejo que había en la puerta del armario-
 
- ¿Nos vamos? ¿A donde? ¿Porque? Pense que querías que me fuese -Formulaba una pregunta tras otra, sin esperar respuesta de ninguna de ellas-

- Lo que no quería es que te quedaras ahí plantado. Por si venia alguien. ¿Cómo voy a explicar que un ángel a pasado la noche en mi casa? Pero que, sin embargo, no le he hecho nada... de nada...
 
- -Abrió la boca para decir algo, pero enseguida la cerro. No sabiendo como reaccionar o responder a aquello. Simplemente observándole- ¿A donde?

- Confía en mi. Te va ha encantar. -Se volvió nuevamente a Castiel con una confiada y amplia media sonrisa. A lo que Castiel respondió con la misma confusión e incredulidad al no saber a donde tenia pensado llevarle. Pero tampoco pensaba poner queja ni oposición a ello.-
 
 
{Continuara~}