domingo, 27 de julio de 2014
The song of the rain [MadHook]
Noche perfecta podría decirse. La suave brisa de verano empezaba a correr por Storybrooke. Donde más se notaba aquello era en el muelle de la misma cuidad. Un gran barco se ve a kilómetros de distancia. Un gran mástil, que solo deja guiarse hasta el bello barco, capitaneado por el famoso Capitán Hook. Que no es ni de lejos, como lo pintan en los cuentos. Pero, junto la clima veraniego, aparecen las lluvias que acompañan a la estación. Lluvias impredecibles, suaves a veces. Por suerte esta era una de las suaves.
Las gotas caían sobre la cubierta de ese gran barco que es el Jolly Roger. Las mismas gotas, parecían querer marcar un ritmo propio. Que con la suficiente imaginación podría convertirse en un Song que llevara el lugar de un ritmo lento y compasado. Dentro del Jolly Roger, estaba su capitán. Mas no estaba solo al parecer. Durante las ultimas semanas había dejado su amado barco solo, para vagar por el bosque. O eso cree la gente. Mas, su único objetivo no era vagar por el bosque, cual alma en pena. Sino, atravesar el mismo para llegar a lo que, ahora, lo más importante para él. Tanto había cambiado este bravo pirata, que ya ni bravo, ni pirata parecía. No obstante, en su interior aguardaba aun el corazón de un pirata en busca de aventuras y tesoros. Pero junto a él, todo eso se desvanecía. ¿Que es ese calor que podía sentir? Eso que tiempo ya, sintió una vez. El calor del cariño, del afecto. ''¿Que me esta pasando?'' se preguntaba constantemente. Pero aun por aquella cuestión, no se replanteaba el cambiar aquello por nada. ''¿Es esto tener una familia? ¿Esto sera el afecto? Hasta ahora, para mi, solo era una enfermedad. Y ahora... lo que siento es inigualable e incomparable.'' Cada vez mas preguntas, y menos necesidad de acabar con todo lo que había conseguido hasta aquel momento.
Y aquella noche, aquel día, no era distinto de otros. Tal vez fue... algo que nunca podrá olvidar, ni el Capitán Hook... ni esperemos su acompañante, llamándose este Jefferson, y apodandole El sombrerero loco. Aunque, para nuestro Capitán, lo único de loco que veía en él, era lo que le hacia sentir al ver su sonrisa.
En el camarote, ambos solos, el Sombrerero se quejaba de no poder salir por la lluvia, mientras el Capitán se aseguraba de cubrir las goteras de su gran camarote. ''Cloc, Cloc'' sonaban las gotas contra el fondo de cada cubo. Unos tres o cuatro cubos hicieron falta. Lo que yo hora, llamare, el Song de la rubia. El repiqueteo de las gotas contra el metal que formaba cada cubo, unido al de las gotas que caían en cubierta y sonaban cercanas pero ahogadas, unidos esos ruidos se formo una música que traía al ritmo. Pero el Sombrerero se quejaba de aburrimiento.
- Jefferson, eres peor que Grace. -Sonó la voz del Capitán por todo el camarote, acompañado de un nuevo quejido del Sombrerero.-
- Grace estará con su amiga, divirtiéndose. Y tu ni me haces caso. ¿Para eso vine aquí, maldito manco? -Cerca de su pie, había uno de los cubos, ya llenos, por las goteras. Mirando hacia el lado contrario, le dio un empujoncito con el pie. Derramando todo el agua que este había acumulado.-
- Maldita sea, Jeffeson. -Maldijo por lo Bato el Capitán. Recogiendo el cubo.- ¿Que tal si te dejas de quejidos y escuchas un poco a tu alrededor? -Le aconsejo, pues le era imposible enfadarse con él.-
- Bah. -Dijo molesto Jefferson. El Sombrerero no es precisamente famoso por su paciencia. Pero aun así lo intento. Se tumbo largo en la cama, con las manos en la nuca y los ojos cerrados para agudizar el oído. Al principio no escuchaba nada. Pero finalmente...- ¿Que es eso, Killian?
- Eso, Jeff... Es la más bella música natural que escucharas fuera del bosque. -Y por exagerado, no dejaba de tener razón. El suave viento movía las olas, que generaban un pequeño silbido y un ruido al chocar contra el casco del barco. Las gotas de lluvia seguían cayendo, con mayores y menores intensidades de velocidad. Y los cubos de dentro del camarote, marcaban el ritmo de todo.-
- No esta mal... -Volvió a cerrar los ojos y disfrutar de aquello. Que era, simplemente, un deleite para cualquiera que supiera apreciarlo.-
- Y es más que música, vamos. -Estaba frente a la cama. Con su única mano alzada. Hacia un rato que había cambiado su garfio por una falsa mano con un guante de cuero que la cubría.-
- ¿Qué? -Abrió un ojo para observar aquel movimiento del pirata, que le tentaba a levantarse.- ¿Que quieres hacer, Killian?
- Bailar. ¿No esta claro? -Para él, como no, era lo más obvio del mundo. Bailar con el fondo de la lluvia.- Necesito conservar mi equilibrio ahora que el alcohol no me lo otorga. Y tu me puedes ayudar con esto.
- ¿Que? Capitán Muñón, te recuerdo que yo no se bailar -Se quejo Jefferson, buscando librarse de aquello como fuera.-
- Solo necesitas alguien que te guié, maldito chiflado. Primero que no te hago caso y ahora...
- Esta bien... -Accedió con poca energía, al principio. Rechazando su mano y levantándose solo.- Que hago.
- Solo seguir mis pasos. -Le agarro con algo de brusquedad. Pero siempre procurando no hacerle daño. Era al ultimo al que deseaba hacer algún tipo de mal. Y con un pequeño empujón. Lo apego a su cuerpo. Con su falsa mano siendo agarrada por la ajena. Y al otra, en su cintura.- Solo tienes que procurar no pisarme. Y guiarte por el ritmo que marcan las gotas de agua. -Comenzó a moverse despacio. Para que Jefferson pudiera pillar la marcha. Aunque este parecía muy perdido. Mirando siempre a sus pies para no pisarle como le había dicho.-
Mientras, Hook sentía como su corazón se aceleraba, con inquietud del mero acto de observarle tan cerca de él. Junto a él, para Hook no existía el tiempo. Ni su problema con el alcohol. Y se olvidaba incluso del mismo. Una semana llevaba sin probar ni gota de ese brebaje que tanto podía animarle, como hundirle en su propio foso. Pero junto a Jefferson nada de eso existía, ni los temblores, ni la necesidad de beber. El mundo entero se paraba, y un segundo significaban años. Una vida juntos pasaba en un solo día, y el anhelo de ver su sonrisa se convertía en su nueva dependencia. Hook guiaba al Sombrerero.
- Jefferson, debes mirar al frente.
- ¿Que? Me has dicho que no te pise. Aclarate. -Le mira finalmente, frunciendo el ceño.-
- Si, pero puedes no pisarme... y mirarme. Pensaba que podrías hacer más cosas a la vez, Sombrerero. -Se burlo un poco, picandole.-
- ¡Oye! Esto lo hago por ti. Pero no es fácil bailar con un manco. -Reprocho el Sombrerero.-
- Vale, Vale. -No podía evitar reír a causa de su respuesta.- Jefferson... -Quería decirle que era lo más importante para él. Que le necesitaba. Pasara lo que pasara, le quería siempre y no podría evitar hacerlo incluso en la peor ocasión. Dijera lo que dijera, deseaba que él permaneciera a su lado... Pero no era capaz de transmitir aquello con palabras.- .. Te quiero. -Fue, de todo, lo único capaz de pronunciar.-
- Ya lo se.. ¿Pasa algo?
- No, para nada.
Todo esto acabo con el primer pisotón de Jefferson, que hizo que Hook volviera al mundo real de forma algo dolorosa. Por la torpeza del Sombrerero, quien rápidamente se aparto con algo de temor mientras Hook ahogaba un ''¡Maldición!'' junto a algunos improperios más, pues había metido el otro pie, durante el retroceso, en otro de los cubos de agua que había ya llenos.. A lo que Jefferson contesto con una carcajada.
- ¡Deberías haberte visto la cara, Killian! -Jefferson ya no parecía el que se quejaba cada instante de la lluvia, dejándose caer en la cama, de nuevo.-
Mientras Killian, le observaba con algo de enfado, enfado que poco a poco se fue desvaneciendo. Pues ese era el efecto que causaba Jefferson en él. Eso era todo lo que necesitaba. Ni el alcohol, ni las aventuras, ni nada de lo que había tenido hasta ahora, podía darle aquello que Jefferson le regalaba. La felicidad, el amor, el cariño, el calor...
''¿Qué haría yo sin él? Espero nunca tener que descubrirlo''
De repente un ruido fuerte sonó. Y el rostro del Pirata estaba en el suelo. Con las sabanas aun tapándole. El rostro algo blanco, y unos visibles ojos algo rojos. Todo a causa de su semana de abstinencia alcohólica.
- ¿Cuando dejare de soñar... con él? Es una verdadera tortura... -Lo que parecía un sueño, bonito, para él era una pesadilla. Una pesadilla, un recordatorio constante de sus errores, de sus fallos, de todo el daño que, sin quererlo, había causado.-
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